Stellantis, el fabricante global de automóviles detrás de marcas como Jeep, Fiat, Chrysler y Vauxhall, ha revelado que los aranceles impuestos por Estados Unidos sobre autos importados ya han provocado una pérdida económica de €300 millones. Esta cifra refleja el impacto generalizado del arancel del 25% implementado por el gobierno estadounidense en abril, una política diseñada para revitalizar la producción automotriz nacional. Aunque su intención es fortalecer la manufactura en EE. UU., la medida ha alterado las cadenas de suministro globales, afectando especialmente a compañías con operaciones internacionales como Stellantis.
La empresa atribuye parte de la pérdida financiera a una reducción en la producción planificada y a la reorientación de inversiones en sus operaciones internacionales. Con plantas en EE. UU., Canadá, Reino Unido, México, Sudamérica y Europa continental, Stellantis ha dependido históricamente de acuerdos comerciales y una logística internacional fluida. La imposición repentina de altos aranceles ha añadido una fricción significativa a esas operaciones.
En su informe financiero preliminar del primer semestre, Stellantis informó que sus envíos a Norteamérica cayeron un 25% durante el segundo trimestre en comparación con el mismo período de 2024. Las ventas globales también bajaron un 10%, lo que señala una contracción más amplia tanto en la cadena de suministro como en la demanda del consumidor. La compañía proyecta ingresos totales de €74.3 mil millones en los primeros seis meses del año, junto a una pérdida neta de €2.3 mil millones, destacando el peso de los aranceles en su rentabilidad.
Disrupción Comercial y Desafíos de Producción Regional
Aunque Stellantis cuenta con varias plantas de producción en EE. UU., sigue siendo altamente vulnerable a los cambios en el comercio internacional debido a su extensa red de manufactura en el extranjero. Los vehículos producidos en el Reino Unido y Europa, especialmente aquellos bajo las marcas Alfa Romeo, Citroën y Maserati, están entre los más afectados por el aumento arancelario. Estas medidas han obligado a la empresa a reevaluar no solo su logística, sino también las estrategias de producción futuras, incluyendo dónde invertir en nuevas fábricas o reducir operaciones existentes.
El Reino Unido logró un acuerdo con EE. UU. en mayo para reducir los aranceles sobre autos británicos del 25% al 10%, un alivio parcial pero aún por encima del 2.5% previo. Otros países siguen inmersos en negociaciones con Washington. Mientras tanto, la administración Trump ha advertido que podría imponer aranceles más amplios sobre exportaciones de la Unión Europea y México si se implementan represalias.
Además de los aranceles automotrices, Brasil enfrenta tensiones adicionales. El presidente Trump ha amenazado con imponer aranceles de hasta el 50% sobre las exportaciones brasileñas si el país no retira un caso legal contra el exmandatario Jair Bolsonaro, aliado de Trump. Stellantis opera tres grandes instalaciones en Brasil, donde produce vehículos Fiat, Jeep y Citroën, lo que la deja especialmente expuesta a una posible escalada del conflicto comercial entre ambos países.
Repercusiones en la Industria y Ajustes Estratégicos
Stellantis no es la única que enfrenta las consecuencias de la política arancelaria estadounidense. Jaguar Land Rover (JLR) detuvo todas sus exportaciones a EE. UU. en abril, reanudándolas solo tras el acuerdo comercial del Reino Unido. En junio, JLR revisó a la baja sus pronósticos financieros y luego anunció la eliminación de 500 puestos gerenciales en el Reino Unido como medida de recorte de costos. Estos hechos reflejan una reestructuración industrial más amplia a medida que los fabricantes de automóviles intentan adaptarse a las nuevas presiones regulatorias y financieras.
A pesar del alivio parcial que representó la reducción de aranceles en piezas automotrices extranjeras poco después de la implementación inicial, los fabricantes siguen enfrentando mayores costos y una mayor complejidad en sus operaciones transfronterizas. Las implicaciones a largo plazo sugieren un cambio fundamental en cómo los fabricantes globales abordarán la producción, los mercados y la planificación comercial en los próximos años.
While Stellantis continues to assess the long-term implications of the tariffs, the immediate impact is clear: reduced output, diminished sales, and mounting losses. Whether the company’s diversified global footprint will ultimately serve as a strength or a liability in this shifting trade landscape remains to be seen.

