Cerca de 4.000 empleados aceptan desvincularse a través del programa de renuncias diferidas
Un total aproximado de 4.000 trabajadores de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) han optado por dejar la agencia como parte de un programa de renuncia diferida impulsado por la actual administración federal. Esta decisión representa una disminución del 20% en la plantilla total de la agencia, que pasará de contar con 18.000 a 14.000 empleados, según informó la portavoz de NASA, Cheryl Warner.
La reducción se llevó a cabo en dos fases. En la segunda ronda, que cerró el viernes a medianoche, se registraron alrededor de 3.000 solicitudes de salida voluntaria. Esta cifra se suma a las 870 presentadas en la primera fase del programa. A estas se agregan aproximadamente 500 empleados adicionales que dejaron la agencia por jubilación o procesos de salida habituales.
Cambios en el presupuesto y en la dirección institucional
Esta medida se enmarca dentro de un plan federal para disminuir el tamaño del gobierno y aplicar recomendaciones de eficiencia administrativa. A la par de la reestructuración interna, se han propuesto recortes al presupuesto de la agencia. El proyecto de presupuesto para el año fiscal 2026 contempla una disminución del 24% en la financiación, lo que implicaría pasar de casi 25.000 millones de dólares a cerca de 19.000 millones.
No obstante, en el Congreso se están considerando alternativas que mantendrían el nivel de financiamiento actual. A su vez, recientemente se aprobó una ley que proporciona recursos adicionales a largo plazo, incluyendo casi 10.000 millones de dólares hasta el año 2032, destinados a misiones a Marte y nuevas iniciativas para regresar a la Luna.
Reacciones internas ante los cambios
Over 300 current and former NASA employees sent a letter, titled the “Voyager Declaration,” to interim administrator Sean Duffy. The letter expresses concern over what signatories describe as “rapid and wasteful changes” within the agency. It also urges leadership to reconsider proposed cuts, arguing that such measures are not aligned with NASA’s best interests.

