Líderes de la Unión Europea se reunieron con el presidente chino Xi Jinping en Pekín en una cumbre de alto nivel que expuso las complejidades de la relación UE-China, la cual ha estado bajo creciente presión debido a los desequilibrios comerciales y los desacuerdos geopolíticos. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó el encuentro como un “punto de inflexión”, indicando un cambio en la forma en que Bruselas planea relacionarse con su mayor socio comercial en Asia.
Aunque ambas partes enfatizaron el diálogo y la cooperación, las tensiones fueron palpables durante toda la cumbre. La delegación de la UE expresó preocupaciones sobre el superávit comercial chino, el acceso restringido al mercado y los subsidios industriales, mientras que los funcionarios chinos rechazaron lo que consideran un escrutinio injusto y medidas proteccionistas por parte de la UE.
Desequilibrios Comerciales y Tensiones Económicas
Uno de los principales puntos de conflicto sigue siendo el enorme desequilibrio comercial. En 2024, China registró un superávit comercial de €305.800 millones con la UE, una cifra que Bruselas considera insostenible. Los líderes europeos, incluida von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo Charles Michel, argumentaron que el mercado chino sigue cerrado para muchas empresas europeas y pidieron mayor reciprocidad en las reglas comerciales.
Bruselas también reiteró su preocupación por la sobrecapacidad industrial, especialmente en sectores como los vehículos eléctricos, paneles solares y el acero, donde los subsidios estatales chinos han impulsado exportaciones que perjudican a los productores europeos. Los funcionarios de la UE instaron a China a reducir estas prácticas distorsionadoras y ampliar el acceso a sectores clave de su mercado interno, incluidos los servicios digitales y materias primas críticas.
En respuesta, Xi recalcó que China sigue comprometida con el comercio abierto y está dispuesta a resolver disputas mediante un diálogo constructivo. Sin embargo, advirtió que el “desacoplamiento” o la “reducción de riesgos” podría dañar las cadenas de suministro globales y perjudicar a ambas economías.
Fricciones Estratégicas y Políticas
Más allá del comercio, la cumbre puso de manifiesto profundas diferencias geopolíticas. Los líderes europeos instaron a Pekín a desempeñar un papel más activo para poner fin a la guerra en Ucrania. A pesar de su postura oficial de neutralidad, China ha mantenido estrechos vínculos diplomáticos y económicos con Moscú desde el inicio del conflicto. Según Bruselas, la posición de China socava la seguridad europea y complica la cooperación en otros frentes.
Por su parte, China pidió “respeto mutuo” y rechazó lo que calificó como intentos de la UE de “externalizar sus preocupaciones de seguridad”. Funcionarios en Pekín advirtieron contra vincular la cooperación económica bilateral con conflictos de terceros países.
También se discutieron temas como los controles tecnológicos, la situación de derechos humanos en Xinjiang y Hong Kong, y la creciente influencia de China en el Sur Global, todos ellos puntos sensibles en la diplomacia UE-China.
Avances Moderados en Clima en Medio de la Tensión
Despite the discord, one area of agreement emerged: climate cooperation. The summit concluded with a joint statement reaffirming both parties’ commitment to the Paris Agreement, methane emissions reduction, and collaboration on clean energy innovation ahead of COP30 in Brazil.
Ambas partes también se comprometieron a cooperar en financiamiento sostenible y mercados de carbono, lo cual fue considerado un avance positivo que demuestra que aún es posible una colaboración funcional a pesar del contexto tenso.
¿Qué Sigue Para las Relaciones UE-China?
Los analistas coinciden en que la UE está entrando en una nueva fase de relación con China, una que combina competencia con colaboración selectiva. Bruselas parece decidida a enfrentar las asimetrías económicas y divergencias estratégicas sin romper completamente los lazos.
For its part, China is facing growing skepticism in Western capitals and may need to offer concessions to avoid a wider regulatory backlash. As Europe advances its economic security agenda and prepares for possible new trade defense tools, the next year could prove pivotal in redefining one of the world’s most important bilateral relationships.

