El aumento de precios y la escasez de viviendas dificultan el acceso a la propiedad
Across Utah and much of the U.S., young families face growing barriers to homeownership. The state’s median home price has climbed above $500,000, leaving 87% of renters unable to afford to buy. This crisis is no longer limited to low-income earners; middle-class workers with stable jobs are also being priced out.
Grace Cunningham y Jamal Cureau, una pareja residente en Salt Lake City, representan un caso típico. A pesar de tener múltiples empleos y buenos ingresos en el sector de la construcción y organizaciones sin ánimo de lucro, la posibilidad de convertirse en propietarios parece cada vez más lejana. “Estoy siendo desplazada de la ciudad donde nací”, comenta Cunningham, frustrada por la falta de opciones accesibles.
Zonas residenciales exclusivas y normativas locales limitan nuevas soluciones
Uno de los principales factores que contribuyen a la crisis es la zonificación restrictiva, que en muchos casos solo permite viviendas unifamiliares. Cambiar estas normativas suele ser complejo y genera resistencia. Por ello, algunos estados han comenzado a intervenir directamente, aprobando leyes que exigen a los municipios adoptar medidas para ampliar la oferta de viviendas asequibles.
En Utah, se requiere que las ciudades implementen estrategias concretas y reporten anualmente su progreso. En Millcreek, suburbio de Salt Lake, se están desarrollando proyectos como el edificio Howick, con 150 unidades y alquileres subvencionados, como respuesta a la creciente necesidad de viviendas familiares.
Tensión entre gobiernos estatales y locales por control urbanístico
Not all cities agree with state-level intervention. Some local leaders argue that such mandates override carefully planned infrastructure and threaten residents’ quality of life. In Riverton, for example, concerns have been raised about overcrowding and limited resources due to rapid housing development.
A pesar de los esfuerzos, la demanda sigue superando a la oferta. La falta de opciones obliga a muchas familias a considerar mudarse a estados más asequibles. Mientras tanto, el debate sobre quién debe decidir el futuro del desarrollo urbano continúa.

