En medio de una creciente incertidumbre política y fiscal, el mercado de bonos ha demostrado una resistencia inesperada, enviando una fuerte señal a los responsables de política monetaria. Durante una semana turbulenta marcada por las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea, el inicio de la temporada de resultados empresariales y la expectativa en torno a la próxima reunión del Banco Central Europeo, los inversores han ignorado en gran medida las especulaciones sobre un posible cambio de liderazgo en la Reserva Federal. Tras un repunte inicial en los rendimientos de los bonos del Tesoro provocado por informes que sugerían un posible despido de Jerome Powell, los mercados han recuperado la calma, y los inversores han redirigido su atención hacia los fundamentos a largo plazo.
La demanda por deuda gubernamental a largo plazo ha aumentado, lo que ha provocado una caída en los rendimientos a lo largo de toda la curva. El rendimiento del bono alemán a 10 años ha descendido ocho puntos básicos hasta el 2,6%, mientras que el del bono estadounidense a 10 años ha retrocedido cuatro puntos básicos, e incluso más durante la jornada. El rendimiento del bono estadounidense con vencimiento en 2055, que había alcanzado un 5,07% la semana anterior, ha caído nuevamente hacia el 4,9%, reflejando una renovada confianza y un cambio en el sentimiento del mercado.
El temor fiscal supera los rumores sobre el liderazgo
Con el mercado descontando cambios inmediatos en la dirección de la Fed, la atención se ha centrado en los crecientes riesgos fiscales. A pesar del ruido político en torno a Powell, la mayoría de los inversores y economistas no prevén una amenaza creíble a su posición en el corto plazo. En cambio, el enfoque se ha desplazado hacia las persistentes presiones inflacionarias y los posibles efectos a largo plazo de los crecientes déficits presupuestarios. Las preocupaciones sobre una inflación impulsada por aranceles aún no se han materializado, lo que permite a la Fed mantener su postura de “esperar y ver” sin generar reacciones negativas en el mercado.
Al mismo tiempo, el debate sobre posibles recortes de tipos de interés se ha intensificado. Los operadores están empezando a anticipar hasta tres recortes antes de fin de año, con el primero previsto para septiembre. Esto representa un cambio significativo respecto a las expectativas anteriores y subraya la creciente confianza en la capacidad de la Fed para responder a una eventual desaceleración económica. Sin embargo, algunas firmas de análisis siguen siendo escépticas. El riesgo de fuga de capitales desde Estados Unidos continúa presionando al dólar, generando dudas sobre la confianza a largo plazo en los activos estadounidenses.
Las primas de riesgo aumentan para la deuda a largo plazo
Los analistas de Barclays advierten que, incluso en un escenario económico favorable, el mercado de bonos probablemente mantendrá una prima de riesgo elevada, especialmente en los valores de larga duración. Argumentan que la combinación de déficits crecientes, una inflación incierta y posibles tensiones geopolíticas podría llevar a los inversores a exigir una mayor rentabilidad para mantener bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo. Este sobreprecio por riesgo ya se refleja en el bajo desempeño relativo de los vencimientos ultra largos.
Por su parte, los economistas de BMO Capital Markets destacan que las condiciones actuales —una inflación persistentemente alta, cifras sólidas de empleo y un gasto fiscal en expansión— justifican el enfoque cauteloso de la Fed. Consideran que las expectativas del mercado sobre recortes agresivos podrían ser demasiado optimistas y es probable que se ajusten a la baja a medida que se publique más información durante el tercer trimestre. Para muchos observadores del mercado, la mejor estrategia es mantener la flexibilidad y centrarse en los datos, más que en los rumores políticos.
Credibilidad del banco central y estabilidad de políticas
Aunque persisten las especulaciones sobre la permanencia de Powell en algunos círculos políticos, la mayoría de los inversores institucionales consideran que un cambio repentino al frente de la Reserva Federal socavaría la reputación histórica del banco central en términos de independencia y previsibilidad. Según analistas de UBS, un reemplazo en el liderazgo introduciría una incertidumbre innecesaria en la política monetaria en un momento en que Estados Unidos ya enfrenta dudas sobre la sostenibilidad fiscal y el papel del dólar como moneda de reserva mundial. Advierten que tal inestabilidad podría traducirse en mayores primas de riesgo en los mercados de deuda pública estadounidense, especialmente si la inflación demuestra ser más persistente o si las expectativas sobre los tipos de interés vuelven a tornarse volátiles.
A pesar de estos desafíos, la perspectiva general del mercado sigue siendo cautelosamente optimista. Aunque la volatilidad persiste, ha disminuido en comparación con semanas anteriores. Instituciones como Goldman Sachs siguen recomendando centrarse en bonos de duración media como una estrategia equilibrada de exposición, sugiriendo que lo peor de la turbulencia podría haber quedado atrás... al menos por ahora.

