El gobierno de Estados Unidos ha dado un paso decisivo para redefinir la cadena de suministro global de minerales críticos, convirtiéndose en el mayor accionista de la única mina de tierras raras en operación dentro del país. Esta medida refleja una estrategia renovada para reducir la dependencia de fuentes extranjeras —especialmente de China— en el acceso a materiales esenciales para la seguridad nacional y el desarrollo tecnológico.
Asegurar el suministro doméstico de minerales estratégicos
La mina de tierras raras de Mountain Pass, California, operada por MP Materials, está en el centro de este nuevo plan. Gracias a un acuerdo con el Departamento de Defensa, MP Materials recibirá un precio mínimo garantizado de 110 dólares por kilogramo por la producción de neodimio y praseodimio, dos minerales clave para fabricar imanes permanentes, presentes en vehículos eléctricos, teléfonos inteligentes, turbinas eólicas y escáneres de resonancia magnética.
Como parte del acuerdo, MP Materials también construirá una nueva instalación en territorio estadounidense para transformar materia prima en productos finales, lo que reducirá la histórica dependencia de las refinerías internacionales. Aún se evalúa la ubicación exacta de esta planta, que servirá tanto a clientes del sector defensa como a industrias comerciales.
Inversión estratégica del Pentágono
The Department of Defense will support this expansion by purchasing $400 million in newly issued MP Materials shares, effectively becoming the company’s largest single shareholder. This investment is seen as part of a broader push by the Trump administration to solidify the American supply chain for rare earths and other essential manufacturing inputs.
“Esta iniciativa representa una acción decisiva de la administración Trump para acelerar la independencia industrial del país”, declaró James Litinsky, CEO de MP Materials.
Rompiendo la dependencia de China
Until recently, MP Materials’ output was sold exclusively to Shenghe Resources, a Chinese company with partial state ownership. That relationship ended earlier this year, following reciprocal tariff hikes—145% imposed by the U.S. on Chinese imports, and 125% tariffs by China on American goods, which made the export of U.S. rare earths to China economically unfeasible and politically controversial.
Esta ruptura refleja un esfuerzo más amplio por solucionar tensiones comerciales prolongadas. Actualmente, China controla alrededor del 70 % de la minería global de tierras raras y cerca del 90 % de la capacidad de refinamiento, lo que ha generado fuertes críticas de gobiernos occidentales tras los nuevos controles a la exportación impuestos por Pekín.
Reacciones globales e implicaciones económicas
En respuesta, la Unión Europea ha impulsado su propia legislación, el Critical Raw Materials Act, para reducir su exposición a interrupciones en el suministro internacional. Esta ley tiene como objetivo consolidar redes de abastecimiento dentro del continente y minimizar riesgos económicos derivados de conflictos geopolíticos.
During a recent diplomatic visit to Germany, China’s foreign minister defended the new export restrictions as a legitimate exercise of national sovereignty, emphasizing that the controls are aligned with standard international practices when it comes to goods with both civilian and military applications.
Estrategia a largo plazo para la resiliencia industrial
La inversión estadounidense en Mountain Pass se interpreta como un paso fundamental en la estrategia nacional para proteger la manufactura nacional. Los materiales de tierras raras son críticos en sectores de alta tecnología como la propulsión eléctrica y la computación cuántica, y su disponibilidad definirá la competitividad global del país.
Las negociaciones comerciales entre EE. UU. y China continúan con estos recursos como punto clave. Aunque se han alcanzado compromisos, funcionarios estadounidenses han expresado preocupación por la lentitud en su aplicación por parte de Pekín.
Como parte de su enfoque para reforzar sectores críticos, Estados Unidos está priorizando la producción interna, el refinado nacional y la acumulación estratégica de minerales clave, marcando un giro más firme hacia políticas industriales centradas en la seguridad económica y nacional.

